Encontrar una vivienda que se ajuste a nuestros intereses y posibilidades no es misión fácil hoy en día.

El mercado inmobiliario actual se está desacelerando con la reducción de las compraventas y la subida de los intereses hipotecarios, mientras que los precios se mantienen estables.

A la hora de comprar una vivienda heredada es recomendable que el comprador disponga de una serie de documentos e información básica, tales como:

  • Nota Simple registral: permite conocer la titularidad de la finca y la situación de cargas y gravámenes.
  • Ficha urbanística.
  • Valor real de mercado y valor de referencia del inmueble.
  • Inexistencia de arrendamientos y usufructuarios.
  • Situación de gastos y derramas frente a la comunidad de propietarios.

Una vez verificada la anterior información, si todo está en orden, podemos comprometernos a la operación de compra del bien inmueble siguiendo para ello una serie de pasos: suscribir un contrato de arras y formalizar la posterior escritura de compraventa, liquidar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales al tratarse de segunda transmisión, e inscripción en el Registro de la Propiedad correspondiente.

Cada vez son más frecuentes las situaciones en las que los herederos no tienen más remedio que vender la propiedad adquirida debido al exceso de cargas o tributos imposibles de soportar o, en otras ocasiones, ante los problemas que les supone tener un inmueble en pro indiviso con otras personas (art. 551-1 del Libro V del Codi Civil de Catalunya). Estas circunstancias provocan la urgencia en su venta y con ello precios más competitivos, algo que acentúa el interés y las prisas de cualquier comprador.

Puede suceder que muchos herederos pongan a la venta la propiedad heredada sin haber aceptado la herencia y sin haber cumplido sus obligaciones hereditarias, como pagar el impuesto de sucesiones y la plusvalía municipal, e inscribir la adjudicación de herencia en el Registro de la Propiedad. Omitir estos trámites conlleva que el banco deniegue el préstamo al comprador hasta que el inmueble no conste inscrito a nombre de los herederos, o que la vivienda se vea afectada por un embargo de la Administración, asumiendo el comprador dicha responsabilidad.

En resumen, la compra de una vivienda adquirida por título sucesorio requiere atención especial, por lo que es recomendable estudiar bien el asunto y tomar todas las precauciones posibles.