Si el piso no está dañado y el inquilino está al corriente de pagos, el propietario debe devolverle la fianza a la finalización del arrendamiento.Pese a que la mayoría de los españoles se decantan por ser propietarios, el alquiler va tímidamente ganando popularidad. Lo primero que le viene a la cabeza a un inquilino cuando va a dejar el piso es cómo recuperar su fianza.Los propietarios suelen reintegrar la fianza una vez comprobado el estado del inmueble y siempre y cuando no haya cantidades pendientes de abonar. Pero algunos caseros alegan que hay algún desperfecto para no devolverla íntegramente. ¿Qué hacer en estos casos?Para qué sirve la fianzaLa fianza es una cantidad de dinero en metálico que el inquilino debe entregar al propietario, obligatoriamente, como garantía por si incumple con el contrato. Su importe, según establece la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), es una mensualidad de la renta – dos si el uso del inmueble es diferente al de vivienda-, pero no hay que extrañarse si el propietario pide garantías adicionales, como depósitos o avales bancarios. La normativa contempla esta posibilidad y la deja a discreción de las partes.Lo que no es opcional es el destino de la fianza: cuando el propietario la recibe debe depositarla en el Organismo de la Comunidad Autónoma habilitado para ello – por ejemplo, el INCASÒL en Catalunya-.¿En qué casos el propietario puede quedarse con la fianza?La ley dispone que el propietario puede quedarse con la fianza cuando el inquilino incumpla con las obligaciones que derivan del contrato de alquiler, esto es, si causa daños en la vivienda, se va antes de tiempo sin los avisos o plazos estipulados en el contrato o no está al corriente con el pago de la renta o de los suministros. En estos casos, el propietario puede usar la fianza – o parte de ella- para arreglar el piso y cubrir los gastos que el inquilino haya dejado pendientes.La regla general dice que el inquilino debe devolver el piso tal y como se le entregó, lo que a veces es difícil de demostrar, sobre todo en el caso de desperfectos. Por ello es fundamental distinguir entre uso indebido y desgaste. Un ejemplo clásico es la pintura: es normal que, tras cuatro o cinco años, un piso no luzca igual. En este caso, es el propietario quien debe arreglarlo.El inquilino, por su parte, es responsable por los desperfectos causados por negligencia o mal uso de la vivienda. Si no lo repara, el propietario puede usar el dinero de la fianza para arreglarlo.Si has cumplido y no te devuelven el dinero, reclamaSi el propietario utiliza excusas ficticias para no devolver la fianza y se niega a hablar del tema, no hay que abandonar. En estos casos es aconsejable avisarle a través de un burofax, de que, si no restituye el dinero en un tiempo determinado, se dará inicio a acciones legales. Aunque la ley no fije un plazo para que el propietario devuelva el dinero, sí establece que, a partir de los 30 días de la finalización del contrato, empieza a devengar el interés legal, que se puede exigir en caso de una reclamación posterior ante los tribunales.