La ley de Segunda Oportunidad permite cancelar las deudas a aquellas personas que se encuentran en situación de insolvencia.
Esta posibilidad se encuentra regulada en la Ley 16/2022 de 5 de Septiembre que adapta el procedimiento a la Directiva europea sobre reestructuración e insolvencia.
¿Cuáles son los requisitos para conseguir la exoneración de las deudas?
1.- Ser persona física (particular o autónomo)
2.- Encontrarse en situación de insolvencia actual o inminente (impagos en los próximos tres meses).
3.- Ser deudor de buena fe, es decir:
- No haber sido condenado por delitos económicos o contra Hacienda o Seguridad Social en los últimos diez años.
- No haber sido sancionado por resolución administrativa firme por infracciones tributarias muy graves en los últimos diez años.
- No haber sido declarado persona afectada en un concurso calificado como culpable en los últimos diez años.
- Cumplir con los deberes de colaboración con el Juez y el Administrador concursal, así como proporcionar información veraz.
¿Qué tipos de exoneración existen?
Existen dos tipos de exoneración:
1.- Exoneración con liquidación del patrimonio del deudor.
2.- Exoneración con plan de pagos.
En este caso, el deudor no tiene que liquidar su patrimonio, y se compromete a pagar una cantidad que viene determinada en el proceso judicial, durante un período de:
- tres años o
- cinco años – si mantiene su vivienda habitual -.
¿Qué deudas se perdonan?
Se perdonan (exoneran) todas las deudas a excepción de las siguientes:
- Deudas por indemnizaciones
- Deudas derivadas de un delito
- Deudas por alimentos
- Deudas con Hacienda (se perdonan hasta 10.000 euros)
- Deudas con Seguridad Social (se perdonan hasta 10.000 euros).
- Deudas por multas derivadas de delitos o sanciones administrativas muy graves.
- Deudas por costas y gastos judiciales del proceso de segunda oportunidad.
- Deudas con garantía real
Por tanto, la ley de Segunda Oportunidad, tras la reforma del año 2022, ofrece una vía más eficaz para la liberación de las deudas, sin necesidad de liquidar todo el patrimonio del deudor, de forma que puede suponer una válvula de escape para muchas personas sobre endeudadas, que de otra forma se verían embargadas de por vida.
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